La tecnología digital está penetrando en la mano de obra, pero, aunque muchos consumidores ya se han digitalizado, la digitalización de los puestos de trabajo, las tareas y las actividades, todavía está en las primeras fases. Según un estudio reciente del McKinsey Global Institute (MGI), incluso las empresas que están a la vanguardia de las inversiones y el uso de la tecnología digital no han diseñado aún una plantilla completamente digitalizada.
En cualquier caso, la digitalización de la plantilla que se avecina está llegando, y en un futuro próximo, junto con una potente automatización generalizada, lo que se prevé es un replanteamiento completo de las estructuras organizativas, junto con la coordinación, la colaboración y la medición del rendimiento de la plantilla.
Hay que promover la colaboración interfuncional, ya que hoy en día las interacciones, con los clientes, entre funciones, entre equipos y unidades de negocio, son demasiado lentas. En cambio, en muchas empresas, la propiedad de los procesos y la información sigue estando muy fragmentada y celosamente guardada: los roles se diseñan en torno a requisitos parroquiales, los silos siguen obstruyendo la acción conjunta entre funciones, y la complejidad resultante en la organización interna dificulta la necesaria colaboración interempresarial[1] .
Es necesario un nuevo enfoque
Lo que se necesita hoy en día es supervisar regularmente los flujos de comunicación en la organización, utilizando un método que sea objetivo, basado en datos y rápido. Los pequeños cambios en la forma en que los empleados se comunican con sus directivos y entre ellos mismos pueden ser un buen indicio de la mejora de la colaboración.
Fíjese en la siguiente imagen, realizada con HOW-4. Las líneas rectas son relaciones jerárquicas existentes: en cambio, las líneas de puntos son las conexiones que faltan.
La figura presenta una situación típica en la que la Dirección se ha quedado claramente atrapada en una torre de marfil. Los mensajes no se comunican a los diferentes equipos y lugares. Los flujos de información de una unidad a otra son prácticamente inexistentes (aunque así lo deseaban tanto los directivos como los empleados). Observando esta visualización, el problema, así como las posibles soluciones, están claros.
Hay que poner en marcha iniciativas para hacer más accesible la gestión.
La dirección debe fomentar y alentar la comunicación entre las distintas sedes.
Una parte crucial del proceso es poder controlar el éxito de estas iniciativas a lo largo del tiempo. Los mapas organizativos HOW-4 proporcionan a la dirección la capacidad de identificar desajustes en la organización, arreglar procesos rotos o implantar otros nuevos con la menor fricción posible. De este modo, es posible ejecutar el análisis periódicamente, con un impacto mínimo sobre los empleados, mostrando dinámicamente los cambios de la estructura y de los flujos de información que presenta la organización.
Por Fabio Fedel,
Socio Director HOW-4